3. Preparación de la oposición
Hay que elegir la preparación que se adapte mejor a tus necesidades. Puedes optar entre asistir a clases presenciales en un centro especializado, prepararte a través de la formación a distancia (on line o tradicional) que ofrecen algunos de ellos o buscar a un preparador particular. La preferencia por un sistema u otro depende en cada caso de las características de las pruebas (temario, nivel exigido) y del opositor (capacidad, motivación, disciplina). Cada uno debe conocerse a sí mismo y elegir la opción que más le convenga.
La opción más económica es prepararse personalmente. Una vez se dispone de los materiales hay que estudiar de acuerdo con el calendario fijado y realizar simulaciones de examen para ir comprobando los avances. Esta opción puede combinarse con la formación de un grupo, preferiblemente no muy numeroso, de amigos o conocidos que estudien la misma oposición y que una vez o varias por semana se reúnan para resolver dudas y realizar o compartir apuntes.
Una segunda opción es acudir a alguna de las academias que existen en el mercado y que ofertan cursos para opositores. Esta posibilidad obliga a seguir, por lo menos, el ritmo marcado en la clase. Puede resultar muy ventajosa cuando no se dispone de todo el día para estudiar, pues se facilitan al opositor los materiales y las pruebas de examen, junto con la aclaración de dudas y el repaso de cada tema.
Por último puede recurrirse a un preparador personal. Esta opción es más recomendable cuando se trata de oposiciones a cuerpos de alto nivel (técnicos superiores de la administración, notarías, judicatura, etc.). Garantiza una atención más individualizada por parte de un experto en la materia que se trate y con experiencia en haber superado una oposición similar.
Hay que elegir la preparación que se adapte mejor a tus necesidades. Puedes optar entre asistir a clases presenciales en un centro especializado, prepararte a través de la formación a distancia (on line o tradicional) que ofrecen algunos de ellos o buscar a un preparador particular. La preferencia por un sistema u otro depende en cada caso de las características de las pruebas (temario, nivel exigido) y del opositor (capacidad, motivación, disciplina). Cada uno debe conocerse a sí mismo y elegir la opción que más le convenga.
La opción más económica es prepararse personalmente. Una vez se dispone de los materiales hay que estudiar de acuerdo con el calendario fijado y realizar simulaciones de examen para ir comprobando los avances. Esta opción puede combinarse con la formación de un grupo, preferiblemente no muy numeroso, de amigos o conocidos que estudien la misma oposición y que una vez o varias por semana se reúnan para resolver dudas y realizar o compartir apuntes.
Una segunda opción es acudir a alguna de las academias que existen en el mercado y que ofertan cursos para opositores. Esta posibilidad obliga a seguir, por lo menos, el ritmo marcado en la clase. Puede resultar muy ventajosa cuando no se dispone de todo el día para estudiar, pues se facilitan al opositor los materiales y las pruebas de examen, junto con la aclaración de dudas y el repaso de cada tema.
Por último puede recurrirse a un preparador personal. Esta opción es más recomendable cuando se trata de oposiciones a cuerpos de alto nivel (técnicos superiores de la administración, notarías, judicatura, etc.). Garantiza una atención más individualizada por parte de un experto en la materia que se trate y con experiencia en haber superado una oposición similar.
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